hice fue agarrarme de lo primero que tuve a la mano, que fue la sábana con la que me había cubierto, para protegerme un poco, relata Daniela. El impacto generó que su asiento se soltara y se inclinara hacia adelante, prácticamente quedando sobre la joven que viajaba junto a ella. La mujer no pudo reaccionar a tiempo y terminó aplastada por el asiento de Daniela, lo que le ocasionó la muerte. En ese momento, la joven también sufrió heridas en su cabeza y cuello, al igual que la niña que viajaba a su lado. Recuerdo haber escuchado que la mamá de la niña la sacó por la ventana y ella salió como si nada estaba bien, sin ningún rasguño. Tal vez ser tan pequeña le permitió eso. Pero yo me quedé atrapada entre los fierros del asiento, y fue cuando empecé a sentir mi cuello muy caliente. La parte de atrás de la silla estaba severamente doblada y me costaba trabajo respirar, narra.
Daniela detalla que en ese momento varios pasajeros comenzaron a ayudarse entre sí para tratar de salir del autobús. Ella logró liberarse y salió por la ventanilla, donde fue auxiliada por otros automovilistas que pasaban por el lugar. Fue trasladada al Hospital General de Perote, donde le diagnosticaron una fractura en dos vértebras cervicales y una lesión en la espalda. Actualmente se encuentra en casa, en Xalapa, en reposo y con terapias para su recuperación. Aunque físicamente está bien, emocionalmente sigue afectada por la experiencia vivida. Tengo miedo de subir a un autobús, siento que puedo morir en cualquier momento. No sé si me recupere del todo, tanto física como emocionalmente. Pero tengo que ser fuerte por mi familia, por mis padres, porque gracias a ellos estoy aquí, concluye entre lágrimas.
